abril 08, 2012

CADA VEZ MENOS SOPORTABLE-PEPE ELIASCHEV


Sábado 7 de abril de 2012Pasión por la Radio

Cada vez menos soportable

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Editorial en Radio Mitre
 Buenos Aires, 7 de abril de 2012 - Lo que sigue es esencialmente una hipótesis de trabajo, es una propuesta, es casi un desafío: me pregunto si tienen comunes denominadores, vasos comunicantes, vínculos entre ellos, dos acontecimientos, dos realidades, dos fenómenos aparentemente muy diferentes.
Por un lado, un fenómeno meteorológico que ha provocado pérdidas, muerte, tristeza y dolor a millares de compatriotas, sobre todo los de zonas básicamente humildes del Gran Buenos Aires. Y por el otro, la conferencia sin prensa en la que el vicepresidente de la Nación, repartió indiscriminada y, a mi juicio, inescrupulosamente insultos, invectivas, descalificaciones y groserías a diestra y siniestra como una manera de defender una situación, la de él, crecientemente comprometida. ¿Cuál es el contendedor que agrupa estos dos fenómenos?
Tengo para mí que en el caso del temporal de esta semana, que, repito, y ha quedado dicho esta mañana aquí en la radio, es un fenómeno de orden natural al que nadie en su sano juicio puede atribuirle intencionalidad o características que no sean las meteorológicas, hay, sin embargo, una metáfora del país. Porque si bien es cierto que temporales de esta magnitud no pueden ser previstos con absoluta precisión y, aunque fueran previstos, no es mucho lo que pueda hacerse para que en pocas horas la situación no sea tan grave, también es verdad que la precariedad, la pobreza, la indigencia, la improvisación coadyuvan muchísimo a que las pérdidas por un acontecimiento de esta naturaleza, que podrían haber sido moderadas, sean tan tremendas. Forman parte de esta realidad construcciones absolutamente inestables, gente que vive todas sus vidas en estado de emergencia y, en términos generales, una fragmentación social que termina provocando que todo termine siendo función del Estado, con gente que reclama prácticamente todo: energía eléctrica, agua, comida, alimentos y techo.
Impresiona, además, la improvisación que vuelve a ser en la Argentina (y esto no tiene que ver con este gobierno ni con ningún otro en particular) un rasgo nacional, la improvisación como una de las características notables de nuestra vida cotidiana, esto de abocarse a las cuestiones cuando ya están encima de nosotros.
Pero además, y en vinculación con lo que representa la situación con el vicepresidente Boudou, advierto en el tratamiento y en el abordaje de la cuestión del temporal, una distancia y una frialdad de la suprema autoridad nacional que es contradictoria con su aspiración imperial. ¿Se puede seguir conduciendo a la Argentina con tanta distancia y con tanta arrogancia? ¿No se hubiera requerido, como durante la terrible tragedia ferroviaria de Plaza Once, que dejó 51 muertos, con moderación, con serenidad, con respeto, de una manera extremadamente cautelosa pero tangible y carnal, la presencia de la Presidente? Los oyentes que escriben y llaman de una manera tal que yo no puedo responder ni a la décima parte de lo que recibo, concluyen que equivale a pedirle peras al olmo.
Pero esa pasión por la denuncia, por la agresividad retórica, por la descalificación aparece, con toda su intensidad, en la conferencia sin prensa del vicepresidente Boudou, que no explica nada, no responde a nada, no aclara nada y encima de hacer todo lo que acabo de mencionar, desparrama literalmente estiércol sobre el Procurador General, Esteban Righi, sobre el juez Daniel Rafecas, sobre el periodismo. Según el vicepresidente, todos los que no estamos a sueldo del Gobierno conchabados por medios supuestamente privados pero, que son en rigor de verdad el Estado, somos esbirros de “la mafia”, noción que usan, para descalificar todo lo que no esté bajo el control del Gobierno.
¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? A mí modo de ver, mucho. Intento trazar este paralelismo diciendo que esa distancia, esa arrogancia, esa agresividad, esa belicosidad, hablan, básicamente, de una falta de empatía con lo que sucede en la vida cotidiana.
El caos de Boudou es probable que amaine, pero no va a desaparecer. Mucho más allá que la importancia objetiva de la improcedencia o de la incorrección que se le imputa, tráfico de influencias, tengo para mí que en el corazón de la sociedad hay una creciente, progresiva y, por ahora, silenciosa toma de conciencia respecto de un modo de gobernar que, más temprano que tarde, se va a hacer insoportable para muchos.
©pepeeliaschev
Emitido en Radio Mitre


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